De lo cercano a lo lejano. De lo simple a lo complejo.
De lo inmediato a lo alejado. De lo concreto a lo abstracto.
Hay que ver lo que puede cambiar el concepto de las cosas, de los sentimientos, de las emociones en un instante. El mundo se mueve deprisa y hoy te da una noticia atroz y mañana te da la alegría de tu vida. Es inherente al ser humano preocuparse o empatizar con lo que le ocurre a los demás, lo que nos lleva a solidarizarnos con pueblos asolados por catástrofes, ahora y siempre, como Myanmar o China. En su día fueron Sumatra y otros muchos.
Es inevitable sufrir las muertes provocadas por actos terroristas o entender la desolación de familias enteras por secuestros, desapariciones... aquí o en otro lugar. Ahora y en otro tiempo.
Todos los días una se levanta a la misma hora de siempre para disponerse a hacer lo mismo de siempre, en los mismos lugares y con las mismas personas como protagonistas. Todos los días son el mismo día repetido, una burda copia del anterior, un vaticinio del siguiente.
Pero hay días en los que el corazón y el estómago se ven sobrecogidos por una noticia terrible que ocurre ahí al lado. Hoy la muerte alcanza al vecino, al compañero. Y parece que duele más.
Hoy la injusticia de una juventud a la que se le cierran las puertas, a la que el país maltrata y desaprovecha es más injusta que nunca porque te toca de cerca. Porque la sufre aquél al que consideras tu familia.
Pero hoy... recibes la llamada más esperanzadora de los últimos meses, contándote la noticia que sólo podía realizarse en tus sueños. Y la alegría te invade por dentro y por fuera, porque notas como tu vello se eriza y tus ojos se llenan de lágrimas de esa emoción contenida durante tanto tiempo.
Hace tiempo que me enseñaron que la mejor forma de enseñar era siempre partiendo de lo cercano para pasar después a lo lejano, yendo de lo concreto a lo abstracto y de lo simple a lo complejo. Y esto es así porque lo es la vida misma. Siempre nos dará más pena el mal que ocurre cerca de nosotros y siempre, por supuesto nos dan las mayores alegrías los que tenemos alrededor. Injusto, pero cierto. Eso no quiere decir que no miremos más allá de nuestros ombligos, pero, como personas que somos, no podemos evitarlo.
(Es que hoy me han dado una noticia que me carga de esperanza y me hace sentir egoísta al mismo tiempo. ¡Con la que está cayendo ahí fuera! Lo siento)
10 comentarios:
Disfruta de esa noticia que has recibido afondo..... ¡¡ CARPE DIEM !!.
Una reflexión realmente buena y que además se ajusta a la realidad...
Sea cual sea la noticia, disfrútala... Estaría bueno que ser felices nos hiciera sentir culpables...
Muchos besos
Disfruta de la noticia y si pueden llegar más, pues mejor.
Me alegra el que hayas recibido una noticia que te haya devuelto la esperanza, como los demás te digo que la DISFRUTES!!!Y sobre tu reflexión no se podía decir ni más alto ni más claro. Me ha encantado. Un beso.
Lo malo de lo lejano es que a veces lo vemos tan lejano que se nos antoja ajeno...
Excelente post...
Yo también me alegro un montón de que hayas recibido una noticia tan buena y esperanzadora...
Ya sabes, se suele decir que la esperanza es lo último que se pierde!!
Besotes.
Que cantidad de emociones me ha provocado este artículo,por su intensidad,por su sinceridad,por lo bién que has retratado la vida, sus penas y alegrias, creo que eres muy afortunada. El saber y el comprender,siempre ayuda a vivir. Un beso muy grande.
No podemos vivir sólo las vidas ajenas, sufrir los males ajenos. sin olvidar que otros no tienen nuestra suerte, debemos disfrutar de lo bueno que nos ocurre. No creo que por eso nos puedan tildar de egoístas.
Celebro que haya buenas noticias.
Es que es un lio de sentimientos por culpa de las palabras. Si a uno le duele el dolor de otro ¿como no van a alegrarle las propias alegrías? No tendría sentido. Y ahora este comentario es un laberinto, ja ja ja. Que lo disfrutes.
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