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lunes, 2 de junio de 2008

3 de junio

Para ti...

LOS AMANTES. René Magritte


Te conocí viendo pasar trenes que nunca regresaban...


Te conocí cuando la vida daba tumbos de un lado al otro de un arcoiris maravilloso de juventud, sueños y grandes expectativas. Te conocí con el corazón lleno de falso amor camuflado con rosas de plástico y besos de mentira que yo daba en la medida en que recibía. Te conocí viendo estrellas y descubriendo que las constelaciones más bellas no están en el absurdo cielo que miraba, sino en el suelo que tú pisabas. Te conocí despacio, sencillo, silencioso. Nunca llamabas mi atención, nunca el protagonista, nunca pretendiendo seducir, seduciéndome poco a poco, sin darme cuenta, sin querer pero queriendo, sin sentir, pero sintiendo. Cada día más, cada vez más adentro, más profundo, más sincero.

Cuando te conocí ya te reconocía de lejos. Ya te quería sin decirlo, y te busqué entre la gente para encontrarte para siempre en un abrazo sincero, en tu mano tendida que rescató la mía de una inevitable caída, en la oración más sincera. En un beso cierto del que aun conservo el sabor y el calor sobre mis minúsculos labios que sienten hoy, como aquel día, la sed de los tuyos.
El primero en tantas cosas que ya no recuerdo si hubo vida antes de vivirla contigo. El fin de todos mis caminos, la luz de mi inspiración, melodía en mi banda sonora.

Y años después, no sé cuántos, no quiero pensar que son muchos ni pocos. No quiero pensar si son los suficientes para esto o aquello. No quiero calcular la edad que teníamos ni reconocer la que ahora tenemos. Los años, la edad, la vida misma es lo que tú y yo somos. Lo que juntos construimos, lo que juntos vencimos.
Años después, sin pensar en cuántos, sólo una fecha. Un momento en el calendario demasiado insignificante para tantas cosas que nos han pasado. Para tantos momentos que nos pertenecen a ti y a mí. A nosotros.

Años después. Por mi parte, la más amplia de las gratitudes y la promesa de querer ver amanecer contigo cada nuevo día que tenga la dicha de alumbrarnos a ti y a mí. A nosotros.

Y allí estaré para amarte y, aunque no esté, allí estaré para amarte...

8 comentarios:

Ricard dijo...

Como siempre, te robo una frase... la última...
"Y allí estaré para amarte y, aunque no esté, allí estaré para amarte..."

me encanta...
besos
r.

begoyrafa dijo...

Enhorabuena por haber encontrado la persona hecha a tu medida. Enhorabuena por despertar todos lo sdías a su lado.
Hay un poema de Luis Alberto de Cuenca que es uno de mis favoritos del mundo mundial y uno de los que mejor refleja, en mi opinión, el amor.

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

Abrazos

Anónimo dijo...

Vaya. No te lo vas a creer, chica pelirroja, pero tengo esa ilustración en la carpeta de imágenes para blog, preparada para un post de uno de estos días... Pero me imagino que no te extrañará si te lo cuento...
Felicidades. Se te ve feliz...

Marcos dijo...

Muy bonito...

CarmenS dijo...

Si se consigue pensar así de la otra persona, de quien comparte tu vida, después de unos cuantos años... es para darte la enhorabuena

Anónimo dijo...

Enhorabuena a los dos por tener la posibilidad de vivir la vida juntos y como dice begoyrafa despertar todos los días junto a la persona que más quieres.

Me ha encantando.

Anónimo dijo...

Qué preciosidad de escrito...

Miriam dijo...

Que fortuna tener un amor así tanto tiempo!! y que maravilla poder expresarlo tan lindo con tus palabras! Que lindo escribes...
Besos