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sábado, 14 de junio de 2008

Por la orilla

Playas del Sardinero (Santander)
Cantabria turística

Hoy me he dado mi primer paseo por la playa. Habrá a quien le parezca extraño que no lo haya hecho antes, sabiendo que vivo en una ciudad con preciosas playas al alcance de mi mano pero es que cada año me planteo extender la temporada playera a los meses no veraniegos para dar paseos que con el tiempo se acabarían dando calzada y con abrigo, o para correr y ponerme en forma, jugar a las palas los días que no haga demasiado frío y un sinfín de etcéteras. Desgraciadamente, mi realidad siempre supera a mi ficción, que por cierto, es extensísima y traviesa y le encanta imaginar cosas que después nunca llego a realizar. Así que aquí me tenéis, a 14 de junio reconociendo que he dado mi primer paseo por la orilla de la mar, que aún está fresca y no me ha invitado a probarla de momento. Todo se andará, que una cosa es proponer y otra ponerse a hacer y yo, ya estoy dispuesta a pasear todo lo que pueda y a bañarme y hasta a tomar el sol. Porque ése es otro tema espinoso. Mi blanquísima piel, cuya ventaja es la de ser suave al tacto, se quema con el roce del rayo de sol más tímido y la crema solar se convierte en mi inseparable amiga de la época estival.

Dejando aparte los molestos efectos secundarios, la estancia playera me ha permitido observar a grupos de adolescentes que aterrizan en ella, probablemente venidos de tierras interiores, que disfrutan de su excursión de fin de curso y que se colocan estratégicamente separados ellos de ellas, para acercarse poco a poco con cualquier excusa; que se ríen de todo, que gritan sin razón aparente, que se beben la vida a tragos. Que se convierten inevitablemente en los reyes del lugar porque en ese momento nadie puede irrumpir en su mundo libre de normas, en su cabeza de niños cuyo cuerpo les obliga a ser adultos, o al revés, no lo sé.

Observar la playa, con la cadencia de las olas y el milagro de la marea que asciende lenta pero contundente, es también volver a ver al que hace casi un año que no veías, que se coloca en el mismo puesto de la arena como si el invierno hubiera respetado el hueco de su toalla y sus chanclas. Familias con niños y sombrillas, y cubos con palas y pelotas hinchables y cremas solares factor 50 que les supone que para cuando quieran haberse instalado habrán de irse a comer.

En fin, parece mentira cómo da de sí un ratito de paseo por la orilla.


10 comentarios:

Marcelo dijo...

Qué envidia me da ver el verano que se acerca! La foto es maravillosa y tu texto también. Buen fin de semana de paseos por la playa

CarmenS dijo...

Los que vivís cerca de una playa podeis disfrutarla en tres estaciones del año, sin muchedumbres ni ruidos. Esa suerte teneis. Aunque vayais con abrigo.

Marcos dijo...

Que ganas de poder dar un largo paseo por la playa o cualquier otro lugar sin importar el tiempo...

begoyrafa dijo...

Siemprees un gusto ver ese mar que también es el mío y esa playa que se parece tanto a la que aquí disfrutamos. Los sábados por la mañana siempre salgo a correr muy temprano. Es mi ritual de ver amanecer. Hoy Gijón amaneció despejado con un ambiente limpio y el mar en calma. Al pasar delante de la casa de brujaroja no pude evitar pensar que estaría sentada en su mecedora mirando el mar y a la pareja que se besaba en la arena ajena a todo.
Un abrazo
Rafa

Miriam dijo...

Menuda envidia me dá todo esto!! Aquí en Argentina hace un frío que ni te cuento... y yo además odio el frio, pero no me que da más que transitarlo.
Sensillo y hermoso texto...que disfrutes tu verano! (y cuídate la piel)
Besos

Anónimo dijo...

Hola!!!!

Parece mentira que yo también viva en Santander; porque todavía no me he dado mi primer paseo por la playa. Parece que el verano que nos espera, por lo menos en el norte, no nos va a permitir muchos paseos a no ser que sea con un buen paraguas, jejejeje.

Espero que se equivoquen los entendidos y que podamos disfrutar de un hermoso verano aunque ya a las alturas que estamos sea un poco corto.

Preciosa foto.

Besos.

Felipe dijo...

Me encanta la playa, el sol, la luz, el frescor del agua. Todos los años me acerco a la playa, no podría pasar un invierno en Madrid sin haber pasado unos días de verano bajo el agua de mi querida"Aguilas".
Disfruta por mí de esa gran suerte que es vivir al lado del mar.
Un saludo

Anónimo dijo...

Aqui tampoco hemos podido disfrutar de la playa,al menos yo que dicho sea de paso soy muy friolera.El sabado disfrute de una calita preciosa pero en lo mejor llego la nube y...EL FRIO.Pronto ire a disfrutar de tus playas, o al menos eso espero.Petons.

Laura dijo...

Estas playas son tan tuyas como mías, Demi. Espero que pronto sea muy pronto.
Marcelo y Miriam nos darán envidia dentro de seis meses.
Los madrileños ya sé que salís a las costas en cuanto podéis.Momentos que me encantan a mí para visitaros y disfrutar de la capital, por cierto.
Bien por ti, Rafa. Ojalá tuviera yo la fuerza de ir a correr.
A Marcos y Allie ya me los llevaré yo de paseo, que viven muy atareados y les vendrá de maravilla.
Ja, ja. Me estoy aficionando a esto de comentar vuestros comentarios...

Anónimo dijo...

Bueno, bueno, bueno... No me lo puedo creer. El bloglines me la ha liado y no me había avisado de tres actualizaciones en tu blog... Menos mal que acabo de ponerme al día...
La pareja que se besaba y que vio Rafa, cachis, me la perdí. Bajé a pasear por la playa unos veinte minutos, y el sol ya está dando de lo lindo. Chica pelirroja, cuídate esa piel, qeu ya sabemos cómo se las gasta el sol...
No pienso fiarme más de mi lector de feeds...