"¡Imperialistas!" Con esta palabra califica el dirigente venezolano Hugo Chavez a los mandatarios estadounidenses una y otra vez... Y no le falta razón.
Por todos es conocida la faceta invasora de nuestros amigos los yanquis y no deja de sorprendernos que ésta siga vigente en este "nuevo" siglo en el que la globalización, como fenómeno, parece orientar nuestras vidas hacia todo lo contrario. Lo que no nos detenemos a pensar, en muchas ocasiones, es que la condición de un pueblo, la de ser invasor, jerárquico, clasista, capitalista, etc, y todos los valores que dicha condición acarrea, han de formar parte indisociable de su sociedad, de su estilo de vida e incluso de su forma de fabricar cine. Si a eso le añadimos el poder de transmisión que este último tiene sobre las masas, la polémica está servida.
Muy amablemente, una vez más (y espero, no sea la última) un fiel seguidor del blog y, en parte, "compañero sin firma" en esta sufrida tarea, Marcos, me proporcionó un enlace a este interesante artículo del periódico Público en su versión digital.
Como maestra, ya había tenido la ocasión de estudiar información acerca de esta especial forma de transmitir valores que el cine, así como la literatura, a modo de fase previa, tiene. El mencionado artículo se hace eco de la publicación del libro de Marcela Croce (Buenos Aires), profesora de Literatura Latinoamericana cuyo título es "El cine infantil de Hollywood", donde la autora explica de forma contundente lo que podríamos considerar algo más que una teoría.
Os recomiendo la lectura del artículo y corre de vuestra cuenta la extracción de conclusiones al respecto. Sólo una última reflexión: ¿Hasta qué punto somos víctimas de lo que consumimos y hacemos serlo a los desprotegidos niños? ¿Hasta qué punto es esto un hecho y no una suma de teorías? ¿Somos lo que queremos ser o lo que el Gran Hermano nos dicta? ¿Es el imperialismo estadounidense el Gran Hermano de la historia contemporánea?
Y una recomendación. Pase lo que pase, contaminados o no por aquello que se nos impone, eduquemosles siempre para que desarrollen una actitud crítica hacia lo que leen, ven, escuchan y, en general, consumen. En boca de Ortega y Gasset: Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñes.
Querido Orwell, después de todo tu utopía perversa tenía más de perversa, que de utopía.
Por todos es conocida la faceta invasora de nuestros amigos los yanquis y no deja de sorprendernos que ésta siga vigente en este "nuevo" siglo en el que la globalización, como fenómeno, parece orientar nuestras vidas hacia todo lo contrario. Lo que no nos detenemos a pensar, en muchas ocasiones, es que la condición de un pueblo, la de ser invasor, jerárquico, clasista, capitalista, etc, y todos los valores que dicha condición acarrea, han de formar parte indisociable de su sociedad, de su estilo de vida e incluso de su forma de fabricar cine. Si a eso le añadimos el poder de transmisión que este último tiene sobre las masas, la polémica está servida.
Muy amablemente, una vez más (y espero, no sea la última) un fiel seguidor del blog y, en parte, "compañero sin firma" en esta sufrida tarea, Marcos, me proporcionó un enlace a este interesante artículo del periódico Público en su versión digital.
Como maestra, ya había tenido la ocasión de estudiar información acerca de esta especial forma de transmitir valores que el cine, así como la literatura, a modo de fase previa, tiene. El mencionado artículo se hace eco de la publicación del libro de Marcela Croce (Buenos Aires), profesora de Literatura Latinoamericana cuyo título es "El cine infantil de Hollywood", donde la autora explica de forma contundente lo que podríamos considerar algo más que una teoría.
Os recomiendo la lectura del artículo y corre de vuestra cuenta la extracción de conclusiones al respecto. Sólo una última reflexión: ¿Hasta qué punto somos víctimas de lo que consumimos y hacemos serlo a los desprotegidos niños? ¿Hasta qué punto es esto un hecho y no una suma de teorías? ¿Somos lo que queremos ser o lo que el Gran Hermano nos dicta? ¿Es el imperialismo estadounidense el Gran Hermano de la historia contemporánea?
Y una recomendación. Pase lo que pase, contaminados o no por aquello que se nos impone, eduquemosles siempre para que desarrollen una actitud crítica hacia lo que leen, ven, escuchan y, en general, consumen. En boca de Ortega y Gasset: Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñes.
Querido Orwell, después de todo tu utopía perversa tenía más de perversa, que de utopía.
12 comentarios:
Así tratamos de educar a Macarena, no sé si lo conseguiremos, pero no hay que creer todo lo que nos dicen. Mucha gente mayor asevera cosas "porque las leyó en el periódico"...
Un beso
Yo, en un futuro, trabajaré como educador de niños y me tocará enfrentarme a esta realidad en la que nos encontramos, donde ni los dibujos se libran de "dobles moralidades".
Como bien dices, lo importante de enseñar no es que aprendan cosas, sino que aprendan a pensar e interpretar lo que se les enseña.
Me iba a la cama, estaba somnoliento...pero con tu post has abierto de par en par mis ojos con este tema que me apasiona y me enciende...Para mí lo más importante por lo menos es tener conciencia de que tratan de manipularnos a cada paso. Si luego lo consiguen es otra cuestión, pero que no nos engañen con palabras como "libertad" "venimos a salvar la deomocracia"...para siempre disidentes!
soñar eso si que jamás nos lo quitarán
un beso grande...me encantó tu post!
ah se me olvidaba...me alegro que ames el rock n roll. Es magia que jamás pasará..siempre quedará!
Como educadores de los niños, sin duda hay que cuidar sum educación y enseñarles .-a fin de cuentas es la tarea- a vivir con los valores adecuados.
Pero en muchos casos - y no quiero polemizar- la sobre protección sólo lleva a un adoctrinamiento mayor en aquello que pretendemos erradicar.
"Ortega y Gasset: Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñes".
Esto lo resume todo. Que aprendan y duden, no dejando de hacer nunca ambas cosas.
La verdad que no tengo nada más que decir, porque entre tu post y el artículo de Público está todo dicho...
Laura sólo dos cositas, la primera es que no me sorprende en absoluto el estudio de este artículo (ya sabemos que los cuentos estaban para "inculcar valores" por qué no iba a pasar lo mismo con el cine), y la segunda es que tenemos suerte de tener maestras como tú... son muy pocos los que se cuestionan a sí mismos, y menos aún a la hora de educar y enseñar. Te honra, de verdad.
Un beso enorme.
Por trabajar en el mismo sector que el tuyo entiendo perfectamente el trabajo que nos cuesta demoler algunas de estas comidas de coco que se les hace a los niños... De los adultos ya... es otro problema... Ojalà leyeran más ( El "Público" sobre todo )y no fueran tan crédulos...
Estoy completamente de acuerdo con lo que dices y admiro como lo haces...
Un gran beso! Compañera!
Una interesante reflexión la que nos dejas, como siempre.
Yo creo como tú que hay muchos mensajes escondidos en el cine, en la música, en la publicidad y que es obligación de todos no intoxicar más las mentes de nuestros niños. Ellos son o deberían de ser el futuro y por lo menos a mí, me da miedo el monstruo que estamos creando.
La educación en este país no se toma en serio y así nos va. Los niños de hoy día ya no saben casi ni leer como Dios manda, por no hablar ya de historia, geografía, etc, etc. En fin, me enciendo con este tema.
Un beso fuerte, muchacha y me alegro de que me hagas pensar cada vez que te leo.
Cuídate mucho.
Como dice Marce, así lo intentamos con nuestra hija, ojalá esté bien.
Aunque te digo que ella ya viene desde el vientre diciendo lo que piensa y discute cada cosa que se le plantea. Por que es así, o porque lo digo yo, no es respuesta para ella, y aunque a mi a veces me saca de quicio prefiero que sea así porque no van a envolverla tan facilmente.
Perdón por no visitarte como quisiera es que los eventos me tienen a mal traer.
Ya terminará todo y volveré como corresponde.
No te equivocaste en tu comentario, la crianza de un hijo si es un proyecto que lleva mucho esfuerzo y trabajo, pero también muchas satisfacciones. NO estaba mal la metáfora!
Besos
La gran paradoja de esta sociedad nuestra (a los que nos ha tocado nacer en la cara A del disco) es que estamos tan adoctrinados como nuestros antecesores, pero no somos conscientes de ellos. Nos han vendido una libertad ficticia.
En cuanto a los niños y a la educación, qué te voy a decir. A la nuestra tratamos de inculcarle sobre todo seguridad y confianza en sí misma.
En cuanto a la Educación (durante un tiempo pertenecí a este sector) influyen demasiados factores y daría para muchas entradas, pero simplificándolo mucho, el papel del docente y su influencia es mucho más importante de lo que se piensa para los alumnos.
Un abrazo y enhorabuena por el empate en París, golazo de Colsa incluido
Estoy de acuerdo con esa frase, pero las dos pelis me encantan!! que le voy a hacer...hay que tomárselas como dibujos y aunque tambié educan y muestran valores, creo que están bien mostradas, en Pocahontas critican precisamente la invasión de los inlgeses, y en mulán, el machismo. Es cuestión de verlo con los ojos que quieras verlo. Pienso yo.
Un beso!!
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