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martes, 16 de diciembre de 2008

Evaluación




Evaluar es, según el diccionario de la RAE estimar, apreciar, calcular el valor de algo . Casi siempre, este concepto trae consigo una connotación académica con toda la razón. En estos días miles de docentes se reunen para hablar de la evolución de sus alumnos, redactan listas de nombres, criterios de evaluación y calificaciones. Medias, globales, actitudes, interés... todos estas cosas se tienen en cuenta a la hora de hacer una evaluación correcta, y sobre todo justa del esfuerzo de nuestros alumnos. Los padres, por su parte, esperan en casa el boletín que dictará sentencia a tres meses de quebraderos de cabeza con los deberes, la agenda, las citas con el tutor o tutora, las anotaciones en el cuaderno, etc. Pedimos pues, paciencia y calma a los papis y mamis en la lectura y análisis del mismo, teniendo en cuenta que hay un trabajo arduo detrás de esas cuatro abreviaturas escritas a bolígrafo.



Volviendo al concepto que tenemos entre manos y dejando a un lado mi inevitable deformación profesional, decíamos que evaluar es apreciar o calcular el valor de algo. Y yo me pregunto si, análogamente, hacemos también estimaciones o valoraciones de las personas que nos rodean. Si tuviera que responder, diría rotundamente que sí lo hacemos, pero no sabría explicar por qué la forma de medir el valor de cada persona es distinta según varíe el evaluador o el evaluado.
Supongo que, una vez más, las valoraciones se ven sometidas a la subjetividad de cada cual, al día que uno tenga cuando valora, a la relación que une a ambos sujetos, a la sensibilidad del evaluador, al último recuerdo que se tiene de esa persona...
De ahí que tengamos dulces recuerdos de la aquella amistad con una chica extranjera que fue nuestra vecina durante dos años y de la que guardamos sólo los buenos recuerdos, los ratos felices. Sin embargo, tenemos muy claro lo mal que nos sentó la mala contestación que nos dio nuestro marido, mujer, madre o hermano, al que vemos todos los días. ¿Hasta qué punto es justo esto? ¿Hasta qué punto influyen los factores psíquicos, ambientales, o el simple paso del tiempo en la estimación que hagamos de una persona querida?

Justo o no, lo cierto es que, al menos yo, tengo la sensación creciente de necesitar ser más estricta y justa en mis valoraciones e intentar no dejarme embaucar por un único gesto bonito, cuando éste viene precedido por una serie de desplantes. De igual modo, no debería influirme un mal día de esa persona que normalmente siempre tiene una sonrisa que dedicarme. Los que me conocen ya saben que no suelo hacer propósitos de Año Nuevo y mi percepción de un nuevo año comienza con cada nuevo curso escolar (por razones obvias), pero quizá ésta sea una excepción y deba proponerme que mis evaluaciones sean más justas, tanto las profesionales como las personales. Estar más atenta y medir bien la dosis de cal y la de arena que me aportan las personas de las que me rodeo. Saber disculpar ese mal gesto, esa reacción, esa mirada, si es que proviene de personas que conozco bien y sé que merecen la disculpa.
A este respecto me surgen de nuevo dudas. ¿Qué hacer con esas personas que nos regalan pequeñas perlas de vez en cuando mientras pasan de nosotros el resto del tiempo? ¿Cómo reaccionar ante ellos? ¿Cómo no sucumbir?
Ahí dejo estas preguntas y, buscando respuestas, me sumerjo de nuevo en mis boletines para calificar, medir, estimar, valorar... evaluar.



5 comentarios:

Castrodorrey dijo...

Hola; he visto tu comentario en "el camino del progreso" y me pregunto ¿conocerá Madrid? No se, es que me parece que todo el mundo aboga por los viajes a Londres...New York...Pekín...o quizá no me he fijado demasiado...es posible. Me parece que vivimos en un pais tremendamente rico en ciudades, creo. Y caminos, también
Saludos y feliz año nuevo.

Anónimo dijo...

¿Sabes dónde hay alguna Campanilla disponible? Je, je, je. ¡Cómo me gusta saber de ti, muchacha. Me alegras el corazón y además eres tan coherente al escribir, tus opiniones son tan acertadas, que no puedo hacer otra cosa que aplaudirte y regresar a tu trenza una y otra vez. Ahora que vienen estas fechas, quisiera darte las gracias por haber aparecido en mi mundo en este año tan difícil para mí. Tu amistad me ayudó mucho y espero que se consolide en los próximos tiempos. Estoy de tu lado. Disfruta de la Navidad. Besos.

Marcos dijo...

Sin duda un tema muy recurrente en las fechas en las que estamos.

Ánimo con esas evaluaciones, claustros y demás...

CarmenS dijo...

Tarea difícil la de los profesionales con los educandos pero también la de las personas cuando se enfrentan (en el buen sentido) a otras personas. Una mala palabra puede truncar una amistad o separarte de alguien de tu familia. Un fallo que ¿cómo se le da la vuelta? Las relaciones humanas son difíciles de templar en algunas ocasiones y en eso todos tenemos una chispa de responsabilidad.

Anónimo dijo...

Hola guapa..estoy convencida que eres capaz de calificar a la gente que tienes alrrededor igual de bien que calificas a tus alumnos..valoras sus esfuerzos..su aptitud general...y sabes de sobra que un mal dia lo tiene cualquiera..tambien sabes que si alguien te importa de verdad puedes ser capaz de perdonar o como poco entender..aunque duela..
Muchos petons..