Conozco ambas modalidades como estudiante y como maestra. He sido alumna de la privada antes que de la pública y trabajadora de la concertada antes que de la pública. Conozco bien sus semejanzas y sus diferencias. Sus ventajas, sus inconvenientes, sus luchas y protestas. Sus reivindicaciones, sus mitos, sus quejas.
Soy maestra desde los ocho años. Con esa edad sentaba a mi hermano pequeño y a los vecinos de mi edificio en una sillas de plástico y yo, con mi pizarra, jugaba a enseñarles. Ejerzo de manera oficial desde el año 2004, cuando fui contratada por un colegio concertado de mi ciudad. Un colegio pequeño y humilde, de esos(pocos) que no poseen un solar millonario en una zona estupenda de la ciudad, en el que los alumnos no llevaban uniforme y la cuota de "desgaste de patio" no existía. Sí se cobraba a las familias por tener en plantilla (compartida con otros centros) a una psicopedagoga y sí era un colegio religioso con crucifijos en las aulas y con Fiesta del Fundador, pero bueno, nada que no se pudiera soportar. De hecho, es un centro del que siempre hablo bien porque, como empleada, se me trató con respeto y con cariño, sabiendo, como sabían mi condición de no creyente ni practicante en lo que a religión se refiere.
Ahora trabajo en la escuela pública y me encuentro casualmente con ex-compañeras del centro antes mencionado. Me preguntan que si estoy contenta. Les digo que sí (con la más absoluta sinceridad), que estoy encantada, que trabajo mucho, pero que me encanta cómo se hacen las cosas en este otro lado. Es más, les animo a opositar e intentar acceder.
Hay muchos mitos en torno a la escuela pública, especialmente en lo que se refiere a las condiciones del trabajador. Desde la escuela privada o concertada se cree que se trabaja menos y que el nivel de los alumnos es menor. No sé lo que significa ese famoso concepto de "nivel" porque si lo expresamos en términos de cantidad de contenidos curriculares asimilados, pues puede que los alumnos de la concertada tengan más nivel, pero, desde luego, si se refiere a nivel de destrezas sociales, de competencias, de conocimiento del mundo que les rodea y de valores relacionados con la solidaridad y la democracia, ahí, indiscutiblemente, ganan los de la pública. Y en cuanto al trabajo de los maestros y profesores, pues claro que las condiciones son mejores en cuanto a sueldo y horas, pero eso es algo que desde la concertada se lleva años reivindicando, con lo que lejos de parecerles mal, será más bien que les parece bien, ya que para ellos lo quieren. Ya hace años que en España consiguieron ser pagados por las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas y que el centro no gestionara estos pagos (porque solían quedarse con ello y tardaban en pagarles), con lo que sus aspiraciones están muy claras y sus logros no tienen mucho que envidiarles a los de los docentes públicos.
Creo que en esto, como en muchas otras cosas, la calidad ha de prevalecer sobre la cantidad. La calidad de la educación que reciben los niños no se puede cuantificar en cifras, se ha de valorar a través del éxito educativo, del desarrollo intelectual y social del alumnado, de su capacidad de desenvolverse con autonomía en el mundo que les rodea. Un mundo en el que, por cierto, existen clases sociales dispares, en el que conviven sexos, razas, religiones y culturas diversas. Cuanto antes sea consciente una persona de esta realidad, mejor preparado estará para convivir con ella. Todavía hay colegios privados que separan por sexos a su alumnado, que no admiten alumnos extranjeros o con algún tipo de minusvalía física, psíquica o sensorial en sus centros, aludiendo no tener buenas condiciones para atenderlos. Y qué decir del alumnado con problemas de aprendizaje, al que recomiendan con mucha dulzura abandonar su centro e irse al público, donde van a saber ayudarle con más medios.
Los medios humanos están en la escuela pública, desde luego. Los especialistas en Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje, los Orientadores, los especialistas en Inglés, Educación Física (de carrera, no de cursillo) están presentes en los centros públicos.
Los medios técnicos y materiales, pues depende de cómo se mire. Si tenemos en cuenta que a las escuelas concertadas, las autoridades educativas competentes les pagan la plantilla completa de profesores y cobran a las familias por casi todo, sus cuentas les permiten hacer grandes gastos en material y mantenimiento del centro. Si, por otro lado, entendemos que los centros públicos dependen de partidas presupuestarias públicas en su totalidad y de premios y concursos a los que presentan sesudos proyectos que llevan horas de trabajo, esfuerzo, coordinación e implicación de profesorado, padres y alumnos, pues juzguen ustedes mismos.
Todavía queda mucho por hacer en materia educativa en España. Todavía quedan flecos por cortar y cosas que mejorar, partiendo de la capacidad de autocrítica de autoridades y profesorado. Hay cosas que aprender de países vanguardistas en sus modelos educativos. Países en los que los sistemas educativos no varían con el color del partido que gobierna. Pero de una cosa estoy segura. La enseñanza pública estará a la cabeza de estos cambios que están por venir y sería deseable que la privada no obstaculizara mucho esta necesaria evolución. También sé que muchos centros concertados se sumarán a este cambio con ganas, ya que su filosofía es progresista (desde el punto de vista educativo) y abogan por una educación innovadora, inclusiva y democrática.
Otro día, hablaremos de la web 2.0 y los proyectos de innovación pedagógica y organiazación de centros.
12 comentarios:
Me ha gusta mucho lo que has escrito y se puede decir que estoy en total acuerdo con lo que has expuesto.
Mi más sincera enhorabuena por tu manera de escribir y con ello de saber expresar de una manera tan acertada tus ideas.
Un saludo...
Gracias Laura por acercarnos a este tema. Lo expones muy bien. Un beso.
Gran articulo Laura y te doy la razón en muchas de las cosas, otras las desconozco pero intuyo que sean como explicas en estas líneas.
Un saludo
gracias por compartir con todos nosotros tus reflexiones acerca de este tema,ha sido muy interesante leerlas.
yo siempre fui a colegios públicos y la verdad es que no me arrepiento,en realidad si hay un buen nivel y se estaba muy bien
Desde luego que el hecho de haber vivido de cerca el funcionamiento de un sector y del otro, ayuda a hacerte una idea más clara de sus diferencias y, sobre todo, de la cantidad de mitos que se crean en torno a la educación pública desde la concertada y/o privada.
Me quedo con la pública por muchas razones, pero especialmente porque educa a sus alumnos en y para la realidad que les rodea.
También hay que decir que conozco el caso de algunas escuelas concertadas (de condición laica en su mayoría)cuyo Proyecto Educativo se aleja por completo del exclusivismo del que pecan otras muchas.
Saludos
Me alegra que eso pase en España. Aquí lejos estamos de esto...
Soy de las que realizó su colegio primario en escuela pública e hija de una maestra, ya jubilada, que ejerció en escuela pública (por elección) desde los 18 hasta los 60 años.
Por ella y por muchos como ella creo que lo que importa son los docentes.
Los que son de alma, los que eligieron esta carrera con amor, no importa donde estén, son maravillosos y hacen maravillas con poco o mucho.
Aquí por desgracia si vas a una escuela pública y tienes problemas de cualquier tipo no tienes la solución.
Besos
se te nota apasionada con lo que haces, con tu trabajo...eres una privilegiada
la educación es indispensable para que un sociedad funciones
un beso
Ahora me ha dado curiosidad saber de qué eres profe.
un mimito
El tema de la escuela pública en cada país es una historia distinta, Miriam. Yo sé que en el Reino Unido es más prestigiosa la privada, tanto para estudiar como para trabajar, así que cuando comentas allí que tu aspiración es trabajar en la pública, te miran como a un bicho raro. Lo que no saben es que aquí las condiciones son mucho mejores para los docentes públicos, bien sean funcionarios o incluso interinos.
La verdad es que de vez en cuando me gusta escribir sobre educación, ya que es mi profesión y también uno de los temas que más me ha interesado siempre. Sí que me gusta y disfruto con mi trabajo, Roberto. Soy maestra con la especialidad de Inglés, Dara.
Saludos de media semana.
Me ha gustado lo que has escrito. La verdad es que la profesión de educador, que posiblemente sea muy vocacional como tú pones, es algo muy importante para la sociedad y reconfortante.
Te animo a seguir escribiendo.
Y tanto que queda por hacer. Llevo muuuchooos años trabajando en la pública. Y soy feliz en ella. Sin embargo duele cuando veo las condiciones de desigualdad que vivimos respecto de las privadas ( concertadas). Claro que nosotros tenemos profesores de pedagogía terapéutica y otros especialistas, pero es que los alumnos con necesidades también los tenemos sobre todo en la pública. Hay muchas escuelas concertadas que simplemente no tienen estos especialistas para no tener que admitir determinados alumnos y eso tampoco está bien.
Un saludo de maestra.
Me he dado cuenta de que tu blog no se actualiza en mi lista, y no tengo ni idea de cuál sea la razón, así que tengo lectura atrasada. Sobre esta entrada, sólo decirte que yo he optado por llevar a mis hijas a una escuela pública. Con tres años ya están aprendiendo inglés, saben distinguir las formas,cual es el dedo índice, el anular, colorean, comprenden las lecturas que les hacen, saben distinguir todas (todas, todas) las letras del abecedario aunque no sepan qué es el abecedario... de momento estamos satisfechos. Me parece que tu razonamiento es acertado. Además yo siempre fui a escuela pública y estoy muy satisfecha de ello.
Besos
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