Te
debo un verso, una disculpa y tal vez una respuesta a aquella pregunta que
no formulaste. Y un secreto que sabes
que no te confesaré jamás, quizá te debo también.
Te
debo un abrazo y seguramente algún beso que intentaste robarme apoyado en la
barra de aquel bar que habitamos tú y yo cuando vivíamos bebiéndonos la vida y
la niebla de la madrugada.
Te
debo una mañana. Pasearme desnuda muy cerca de ti y no dejar que me toques. Vestirme
con una de tus camisas y ver amanecer mientras desenredas mi pelo con tus
dedos.
Te
debo un verso, una palabra, una declaración de amor que nunca escribiré ni
recitaré y que formará parte, junto con
otras muchas cosas, de esta deuda eterna que tengo contigo (y que no quiero que
me perdones).
5 comentarios:
Una deuda como esa siempre da gusto cobrar.
Gracias por ser una fuente musical constante ;)
Acreedor, no intentes siquiera saldar esa deuda.
PS
Es un gusto como seleccionas la música.
Esta vez, me ahorro el comentario y dejo que esa deuda siga aumentando entre las dos personas implicadas.
Cuídate.
Una deuda imperdonable.
¿A cuánto está el tipo de interés?
(el "tipo de interés" no es el acreedor)
Bueno, bueno, sí que está teniendo éxito ese misterioso acreedor...
Hay deudas que no se saldan nunca por no poder ser pagadas, por no querer ser cobradas o porque mantienen viva la llama esa que llaman del amor.
Disfrutad de estos días.
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